lunes, 6 de octubre de 2014

Aquel día yo estuve allí

Son muchos años siguiendo al Óbila, antes en el pabellón de San Antonio, ahora en el C.U.M. Carlos Sastre. He pasado algunos momentos buenos, muchos muy buenos y otros no tanto. Desde que finalizó el último partido de la temporada 2013/2014 todo había sido incertidumbre: cambios en la directiva, apuros económicos, dificultades para confeccionar la plantilla...

Terminaba el verano y ya tenía ganas de ver baloncesto en "casa". El calendario de la nueva temporada 2014/2015 indicaba que el sábado 4 de octubre comenzaríamos jugando como locales contra el Barcelona. Duro rival para empezar: equipo rodado, recién aterrizado de la LEB Oro, jugadores que apuntan alto...

El Óbila apenas había podido disputar tres partidos de pretemporada, dos de la Copa de Castilla y León (en uno de ellos se lesionó Alo Marín) y otro en Cáceres. Tres derrotas para un equipo que confirmaba sus dos últimas incorporaciones en la misma semana del inicio de la liga. Con estos antecedentes, mientras nos dirijíamos al pabellón dando un paseo, la buena tempertatura que todavía disfrutamos invitaba a ello, y a pesar de que siempre llegamos a la cancha con la intención de ver un triunfo verderón, las sensaciones apuntaban a una abultada victoria visitante.

Nos acomodamos en nuestras butacas de costumbre. A nuestro alrededor la "familia" de siempre, todos miembros de la "marea verde". Se notan las dificultades económicas: mucho espacio publicitario vacío, no está la cámara de la tele local, ni el "speaker"...


En el calentamiento observamos a los veteranos del equipo: Turi, Duty y Panizo (siempre dispuesto a echar una mano); y a las nuevas incorporaciones: Sergio Rodríguez, Lindstrom, Tyrone Nared, Mundende, Young, Johnson, Alo Marín y Ballesta (estos dos últimos, con problemas físicos, no participarían en el juego).




Comienza el partido y las sensaciones se van confirmando, el Barça se va distanciando poco a poco en el marcador. Los aficionados estamos un poco fríos: novedades, algo agarrotados por el paréntesis veraniego, etc. El azulgrana Sulejmanovic (a la postre máximo anotador del encuentro) contribuyó decisivamente para que su equipo se fuese al descanso con quince puntos de ventaja: 22-37.




Si al principio del partido hubiese firmado una derrota por menos de veinte puntos (visto el rival y las circunstancias de nuestro equipo), algo había en el ambiente que me hizo creer en la remontada. Me acordé del partido contra el Andorra (finalmente campeón de aquella temporada) del 19 de noviembre de 2011: perdíamos de 14 al descanso, al comenzar el tercer cuarto llegaron a irse de 20 aunque volvimos a ponernos a 14 al final del mismo y, en un increíble último cuarto, y con un triple final de Parejo sobre la bocina, conseguimos una importantísima victoria.



Iba a comenzar el tercer cuarto y compartía mis nuevas sensaciones con los compañeros. Nadie más que yo confiaba en la remontada. Parecía que tenían razón, el cuarto avanzaba y todo seguía igual (o peor con la cuarta falta de Duty) hasta que alguna decisión arbitral cuestionable (ya estamos acostumbrados... si nos olvidan en los presupuestos nacionales y regionales, ¡cómo nos van a pitar bien en una competición de baloncesto!) y alguna mirada desafiante hacía rivales y espectadores por parte de Sulejmanovic y Peno (buenos jugadores que deberían dejar aparcados algunos gestos chulescos) terminaron por calentar la sangre verderona de los aficionados. El bombo marcaba el ritmo: ¡¡¡ Ó B I L A pum, pum, pum, Ó B I L A pum, pum, pum !!!; Obilón con el cencerro; Panizo, Ballesta, Marín... dando ánimos desde el banco, y Turi, que cerraba el cuarto con un triple con suspense (el balón toca aro, sube y tarda una eternidad en caer dentro)... todo se teñía de verde, incluso la cara del técnico rival que, aunque su equipo mantenía una ventaja de siete puntos 45-52, intuía que en el Carlos Sastre ya casi todo el mundo confiaba en la remontada.
 

Y comenzó el cuarto final, y la marea verde empujó, y la sangre verderona llegó por ánimo-transfusión al equipo y los jugadores se convirtieron en tsunami, y David Mangas dirigió y decidió acertadamente (como siempre), y Turi "tripleo" un par de veces (otro con emoción), y Johnson se hacía fuerte en la pintura y se animaba a lanzar desde el triple, y Duty la metía para abajo, y Nared saltaba (yo creo que hasta el techo) para culminar un "alley oop", y todos los demás sumaban, y el Carlos Sastre vibraba, y el equipo ganaba ya por más de diez, y la afición pedía unos minutos para Panizo (que al final los tendría). Sulejmanovic cerró el definitivo 68-58 con un mate tras el que solo miró al suelo (no sé si desafiantemente, o intentando encontrar el lugar en el que el Óbila, desde la humildad, acababa de dejar a su equipo).

Al final del partido la afición aplaudía al equipo, y el equipo a la afición, y nos volvíamos a casa deseando que pasen rápido estas dos semanas para volver al pabellón a animar a nuestros jugadores. A pesar de la afonía adquirida durante el partido, no me canso de repetir que, cuando alguién recuerde que en el inicio de la LEB Plata 2014/2015, el 4 de octubre de 2014, el Óbila derroto al Barça tras una histórica remontada, podré decir que AQUEL DÍA YO ESTUVE ALLÍ.

 


9 comentarios:

  1. Yo también estuve !!!VAMOS ÓBILA!!!

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  2. Uff!!!! Los pelos como escarpias!!!! Yo también estaba allí ¡¡¡ VAMOS ÓBILA !!!!

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  3. Y yo, y no me perderé ni un partido este año. VAMOS OBILA

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  4. Gracias por la crónica q suerte tiene el obila con seguidores como tu

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    1. Gracias a ti por tu comentario. La verdad es que la suerte la tenemos nosotros por contar con unos jugadores tan entregados y un buen cuadro técnico. Vamos Óbila

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    2. Obila obila obila enhorabuena por la victotia de hoy sois los mejores chicos

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